27 octubre 2006

¿Por qué no?

El discurso triunfalista de Javier Arenas tras el consenso estatutario con el PSOE se basa, en el mejor de los casos, en la idea utilitarista del mal menor, que también defienden por aquí. Arenas parece querer decirnos que la única forma de combatir la hegemonía chavista en Andalucía es pactar con los socialistas unas reglas de juego que evite zafios, populistas y demagógicos discursos victimistas y deslegitimadores en los que el PP tiene poco que ganar. Desde este punto de vista tragarse algún que otro sapo simbólico estaría más que justificado, porque lo verdaderamente importante, la defensa de los intereses de los andaluces (que ellos pretenden rescatar de las depredadoras garras sociocomunistas), se juega en otro terreno y a quién le importa si la base de la pirámide está podrida si la pirámide llega alta y se recubre de paneles de oro.

A mí me importa.

Porque a mí me trae al pairo que el cortijo lo dirija Chaves o Arenas, me da igual que el régimen tenga cara de bambi multicultural o de sacristán igualmente multicultural, porque las competencias se pactan, y si algo no funciona se cambia (o debería poder cambiarse), porque la financiación se negocia y se pacta, porque las medidas políticas se adoptan en función de multitud de parámetros, de condiciones y de circunstancias en permanente cambio (ese es el terreno de la política y de los políticos), pero los principios en los que se asienta la democracia son fundamento esencial de su desarrollo, fundamento de la libertad, la seguridad y el bienestar de los individuos (este es el terreno de los ciudadanos, de todos), y desde luego tiene muchísima más importancia encontrar, por ejemplo, un sistema que garantice el control del poder ejecutivo que el hecho de que la cuenca del Guadalquivir se gestione desde Sevilla, desde Madrid o desde la sierra de Cazorla, porque aquello es fundamento básico del sistema, mientras esto es una opción política, técnica y administrativa contingente, perfectamente modificable en función de la experiencia y de las necesidades.

Si nuestra Constitución tiene algún defecto muy evidente ese no es otro que el partidismo que se detecta en la definición concreta del sentido que deben de tener las políticas (Título I, Capítulo 3), cuestión que debería corresponder exclusivamente al ámbito de las propuestas de los partidos. Pero eran los tiempos en los que se redactó, qué le vamos a hacer. Por su parte, los estatutos autonómicos (prácticamente todos, unos más y otros menos) pecan de esencialismo, de mística nacionalista, y en pleno siglo XXI lo que correspondería sería una reforma para eliminar de ellos todo el barniz partidista, los mitos, las opiniones y las mentiras flagrantes. Y van el PP y el PSOE y pactan una reforma que se orienta en sentido opuesto, que se asienta en la profundización de la esencia, la mística, el partidismo y las mentiras. Quieren convencernos de que ese el único punto de partida posible para la política, y el PP, acomplejado y cobarde a partes iguales, nos dice que renuncia a combatir la conversión de una opción política (la andalucista) en oficial y aplaude que la definición que de Andalucía hizo un grupo ideológico minúsculo en una reunión de partido, sin representación política alguna, y celebrada ¡¡¡en 1919!!!, figure en la norma básica de la comunidad como guía del pensamiento de los auténticos andaluces del siglo XXI. Y pretenden que nos lo traguemos y miremos para otro lado en aras de la concordia y de sus intereses de partido, incapaces como son de despojarse de sus complejos y dar la batalla de las ideas desde donde lamentablemente todavía corresponde (la traición socialista es previa, ya lo sabemos), que es desde la base misma de la configuración de un estado de derecho moderno. Pues otros lo harán por ellos, y que con su pan se lo coman, pero se han quedado sin mi voto, y espero que sin muchos otros como el mío. Ciudadanos, hay que pelear.

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El parrafito de marras es simplemente un insulto a la inteligencia y a la racionalidad política. Ya comentamos por aquí lo que nos parecía su redacción original. Pero es que ahora han hecho esto:
Andalucía ha sido la única Comunidad que ha tenido una fuente de legitimidad específica en su vía de acceso a la autonomía, expresada en las urnas mediante referéndum, lo que le otorga una identidad propia y una posición incontestable en la configuración territorial del Estado. El Manifiesto andalucista de Córdoba describió a Andalucía como realidad nacional en 1919, cuyo espíritu los andaluces encauzaron plenamente a través del proceso de autogobierno recogido en nuestra Carta Magna. En 1978, los andaluces dieron un amplio respaldo al consenso constitucional. Hoy, la Constitución, en su artículo 2, reconoce a Andalucía como una nacionalidad en el marco de la unidad indisoluble de la Nación española.
Las mentiras flagrantes y ridículas están ya convenientemente señaladas y analizadas, y no hace falta insistir en ellas. (Arcadi también les dedicó un momento.) El añadido (en negritas) es de juzgado de guardia. Que el manifiesto de un grupúsculo sin representación alguna se convierta 90 años después en parte del ordenamiento jurídico de una entidad política supuestamente moderna causa auténtico bochorno. Y que se remarque la patita nacionalista de la Constitución Española con el remoquete final es patético. La unidad de la Nación española se disolverá cuando los ciudadanos españoles así lo decidan. Estaría bueno lo contrario.

21 octubre 2006

La derrota en el consenso

Querida C:

Los mitos me acosan. El otro día leí que González Ferrín se dedica también a su exégesis. Combate los mitos con otros mitos. Hasta ahí ha llegado. Y como Joly le da páginas y más páginas para la doctrina supongo que pronto lo veremos plastificado en la vitrina de un museo de la patria. La patria que éstos construyen en Madrid, a pasos lentos pero seguros. Uno lee la hagiografía y no sabe si llorar o reírse por la inmensa felicidad que a algunos les causa el hecho de que unos políticos se pongan de acuerdo en el reparto. La definición preambular del régimen se mantiene mientras tanto incólume, firmemente asentada en sus cuatro escolásticas patas: mística, mentiras, ignorancia y mitos. Se garantiza así el andalucismo oficial para los próximos siglos... Y que yo tenga que coincidir en el voto con el PA. ¡Qué paradoja tan significativa! Los andalucistas de nombre convertidos en la extrema izquierda de la patria, porque el andalucismo oficial ya ha sido asumido por la derechona del PP (hora es de que les dejen por fin meter mano en San Telmo, dirán). Todo por la pasta, pero sin mi voto.

Esta mañana, gracias a Arcadi, he leído este estupendo discurso de Stéphane Dion y he sentido una profundísima melancolía. La melancolía de los que nos sabemos ya derrotados.

Tuyo,
A.

14 octubre 2006

Un artículo de Félix de Azúa

No me lo puedo creer (El País, 14-10-2006)

De esto hace ya cinco años, pero la semana pasada lo recordé y he podido reconstruirlo con un poco de paciencia. En diciembre de 2001, Raymond Tallis lanzaba una sorprendente acusación contra Michel Foucault, con la excusa de comentar un libro que exponía una posible historia de la falsedad. El artículo venía anunciado en la portada del Times Literary Supplement, lo que le daba un carácter marcadamente solemne.

El argumento de Tallis era un clásico: a su entender, Foucault nunca creyó seriamente en su propia formulación teórica de que las "verdades objetivas" no eran sino manifestaciones del poder dominante y por lo tanto tan relativas y efímeras como el poder mismo. Sin embargo, luego añadía un contraargumento. Basándose en la biografía de Foucault escrita por David Macey, afirmaba que cuando en 1980 el filósofo fue advertido por sus colegas americanos sobre una peligrosa enfermedad que afectaba sobre todo a los homosexuales, éste reaccionó como si de verdad creyera en sus propias teorías: no hizo el menor caso, lo consideró una intoxicación homofóbica, la típica "verdad" creada por los media al servicio de un poder represivo, un cuento de terror para impedir la libre circulación sexual, etcétera. Era entonces profesor invitado en Berkeley y pasaba una de sus etapas más eufóricas y de mayor promiscuidad sexual.

Todo lo cual sería materia de confesionario o basura para la prensa del chisme, de no ser porque una vez infectado por el virus siguió sin admitir la existencia del sida y consecuentemente no avisó a ninguno de sus colegas sadomasoquistas, ni siquiera en el año de su muerte, en 1983. Convertido en mártir de sus propias convicciones relativistas, el problema era que había creado, de paso, un buen número de mártires involuntarios que quizás se hubieran salvado de haber sido diagnosticados a tiempo. El relativismo de Foucault le había costado bastante caro a un montón de gente a la que supuestamente apreciaba.

Como era de esperar, uno de sus amigos, Richard Sennett, replicó que todo era un montón de mentiras y que Foucault estaba demasiado ocupado trabajando como para convertirse en una fiera predadora. Muy al contrario, decía Sennett, el filósofo se encontraba tan delicado de salud en sus últimos tres años que no podría haber mantenido relaciones sexuales ni aun queriendo. Aunque, eso sí, le encantaba alardear como si las tuviera. De un modo impecable, la respuesta al puritano Sennett vino del departamento de sociología de la universidad de Brighton. Confirmaban que Foucault jamás se había apeado de sus convicciones relativistas, no había admitido la existencia del sida, pero que era imposible conocer su comportamiento sexual de los últimos años como no fuera mediante testigos directos, así que si Sennett sabía algo (algún fact) tenía la obligación de comunicarlo.

La verdad es que el problema no es fácil de formular y tiende a deslizarse por la vía del chismorreo, pero es un buen ejemplo de la responsabilidad del intelectual, esa criatura habitualmente irresponsable. ¿Deben los teóricos respetar sus propias teorías? ¿Las invalida un comportamiento contrario a las mismas? ¿Por qué es muy grave que un congresista americano defensor del menor resulte un pederasta, pero no lo es que Brecht, paladín de los explotados, explotara a sus amantes, las hiciera trabajar como mulas, y no les pagara un duro?

El caso es retorcido porque un relativista moral como Foucault mantiene que la doblez moral no sólo no invalida la teoría sino que la confirma, de modo que la inmoralidad de algún moralista como Brecht no es sino la prueba del nueve del relativismo moral. Por eso daba tanta risa la intervención de otro defensor del fallecido, Hill Luckin (18 enero), el cual afirmaba que Foucault no había sido "un relativista absoluto" y que no había que exagerar. En efecto, a todos nos gustaría saber qué es un "relativista relativo".

La cuestión quedó más ordenada y elegante gracias a John Hargreaves, el cual escribió que si alguien cree seriamente "que el conocimiento científico, como todo conocimiento, es un constructor lingüístico y por tanto sólo es una justificación del poder", entonces la destrucción de vidas humanas que podrían salvarse es algo inevitable. No se está hablando, en consecuencia, de un episodio privado con algunas personas muertas "por una infección sociolingüística", sino de las muchas que morirían si se aceptara el relativismo seriamente, políticamente. Si el relativismo penetrara en la estructura administrativa de la sociedad, la destrucción sería inevitable. Y quizás es lo que está sucediendo. El islamismo ha llegado en el momento adecuado.

Una semana más tarde Ian James trataba aún de salvar a Foucault tirando por elevación. Según decía, el relativismo arrancaba de la fenomenología de Husserl y llegaba hasta su desenlace en Heidegger. La mención de los padres desviaba la culpa del hijo y ponía al relativismo en un área prohibida para los empiristas, idealistas, positivistas y en fin para todos aquellos que no fueran relativistas. La consecuencia era que la verdad de Foucault sólo es verdadera para los foucaultianos lo cual, sin duda, confirma el relativismo de Foucault.

El círculo me parecía ya excesivamente vicioso. Cuando dos números más tarde regresó Raymond Tallis para pulverizar a Sennett y a Wright, abandoné la querella. Quizás ha tenido alguna continuación interesante. En todo caso, y a la vista del intercambio, parece evidente que, en resumidas cuentas, los partidarios de la verdad objetiva pueden ser informados de sus errores mediante razonamientos verdaderos (en los cuales creen), en tanto que un relativista no puede ser convencido de absolutamente nada porque cualquier razonamiento que debilite su posición entrará a formar parte de los "discursos de confirmación del poder". Incluido el suyo.

He recordado esta bella batalla, digna de una novela, pensando en aquellas otras batallas entre comunistas y demócratas en tiempos de Foucault, cuando ambas palabras designaban a individuos reales. Cualquier argumento o dato (fact) que debilitara la utopía comunista, por ejemplo la barbarie estalinista o el totalitarismo de Castro tan similar al franquista, era inmediatamente considerado un argumento pro yanqui y descartado con una risita de superioridad. Lo mismo sucede, en la actualidad, con los ideólogos del nacionalismo: es inútil razonar con ellos si no es para coincidir de inmediato y en todo lo que exponen. Cualquier dato, hecho, argumento o razonamiento que debilite su creencia es inmediatamente interpretado como infección sociolingüística del nacionalismo enemigo.


Por una pelmaza deriva de los astros, veinte años después de muerto Foucault la totalidad de la vida política española se ha hecho de un relativista que deja a Foucault como un teócrata. Tiene mucha gracia que se enfrenten dos posiciones de las que no hay una que defienda la razón o la verdad o algo similar y otra que la relativice, sino que ambas defienden la inexistencia de verdad, razón o algo similar en el terreno moral. Ambas saben que sus discursos sobre la justicia, el derecho, la patria o la libertad son una mera defensa del poder que administran y que la "verdad" se construye relativamente al discurso enemigo. Si el enemigo habla a favor del filete de buey, nosotros nos haremos furibundos vegetarianos. Y si, aunque sea contradictorio, aboga por los derechos de los animales, nosotros seremos humanistas a rajatabla.

Y no es cinismo, como en tiempos de Maura, sino auténtico y fundado relativismo. Por decirlo de un modo educado, es un cinismo con estudios de secundaria. Confiemos en que no provoque muchas víctimas. Sobre todo entre sus propios partidarios.

Así andamos, con tantos relativistas relativos que muchas veces uno ya no sabe si está discutiendo con un cerebro humano o con el de una ameba.

09 octubre 2006

Chiquilla, si esto es pa divertirse...

ÁGAPES MACARENA

Bautizos
Comuniones
Bodas
Reuniones de empresa
Asambleas de vecinos

Amplios salones con jardín, pistas de petanca, pádel y billares.

La mejor calidad al mejor precio.

Porque pensamos en usted (que tiene que votar, con lo que cansa).

Homologado por la Junta de Distrito y el Departamento de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento.

Presupuestos gratuitos (y todo lo demás, también).

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Querida C:

Hoy me he levantado con el mal sabor de boca de la resaca de ayer. El día amaneció neblinoso, así que me puse la chaqueta de mezclas que me regalaste por mi cumpleaños. Crucé el Puente de San Telmo, tragando polvo como todos los días, y al llegar al final vi que el tráfico venía congestionado desde el Paseo Colón. Un amable agente me informó visiblemente emocionado de que la tuneladora se había estropeado otra vez, antes de llegar al Cristina. Te aviso para que no cojas el coche, vente en metro.

Tuyo
A.

06 octubre 2006

Madre mía

Poco a poco, despacito, porque si no corren riesgo de herniarse, los políticos se van acostumbrando a esta cosa de Internet, y ya (les) hacen sus blogs y chatean con la concurrencia a menudo. Eso está muy bien, porque el retrato suele ser más realista. Pues Manuela de Madre se ha retratado hoy en El País, y la imagen difícilmente puede ser más patética.

7. Alberto - 11:08

P. ¿Es el PSC una opción de voto para los que no somos nacionalistas, nos consideramos bilingües, catalanes y españoles? Somos muchos los que apreciamos un giro hacia al nacionalismo de su partido, incompatible -en nuestra opinión- con un concepto progresista de la ciudadanía. Gracias por su respuesta.

R. Yo no soy nacionlista, soy bilingüe y me considero andaluza, catalana y española. En fin, creo que usted y yo nos entenderíamos bien. Y el PSC no ha girado hacia el nacionalismo. Defender a Cataluña no nos hace nacionalistas. Como defender Extremadura no hizo nacionalista a mi compañero Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

En una cosa tiene razón. El PSC no ha girado hacia el nacionalismo. El PSC siempre ha sido un partido nacionalista. Ahora, además es garbancero.

9. Javier - 11:12

P. Vivo en Barcelona. Recibo en casa publicaciones e información diversa de la Generalitat y del Ayuntamiento, siempre únicamente en catalán. De un tiempo a esta parte, y hablo por experiencia propia, la mayoría de funcionarios que me han atendido lo han hecho en catalán a pesar de utilizar yo el castellano. ¿Está de acuerdo con esta línea?

R. Todos los ciudadanos han de poder expresarse en la lengua que prefieran. Las administraciones están obligadas a atender al ciudadano en la lengua que este prefiera. Y todos debemos promover cuanto podamos la lengua catalana que está por motivos históricos y demográficos en situación de mayor debilidad. Las lenguas son para comunicarse, para entenderse. Y no apruebo que nadie las utilice como elemento de separación.

Señora de Madre, yo promoveré lo que me salga de mis santos cataplines. Nadie tiene que decirme lo que tengo que promover. ¿Y usted qué promueve? Porque aquí un ciudadano le plantea un problema. ¿Qué hace usted por solucionarlo? ¿Quién está utilizando la lengua como elemento de separación si no su Gobierno y su partido?

10. Atada-a-mis-padres - 11:14

P. En su opinión, qué es más importante, ¿proveer a los ciudadanos de una vivienda digna o proveerles de una identidad nacional catalana?

R. Sin duda la vivienda. Pero Cataluña es la vivienda de todos y también hay que defenderla y cuidarla, precisamente porque es de todos. ¿No creerá usted que nosotros defendemos la identidad nacional de Cataluña a costa de que la gente se quede sin vivienda? La defensa de ambas cosas no es incompatible ni contradictoria.

La vivienda de todos convertida en el patio de monipodio por esa infecta, repugnante y obscena confusión de la defensa de la sociedad con la defensa de la identidad nacional.

12. Elvira - 11:21

P. ¿Cree que el cinturón de Barcelona se siente identificado con el carácter cada vez más nacionalista del PSC?

R. He contestado ya otra pregunta parecida. El PSC no es nacionalista. Somos catalanistas y socialistas, porque defendemos a las personas y creemos también en una Cataluña con más autogobierno. Como señala, por cierto, la Constitución española. Nacionalista es el que tiene como máxima aspiración la separación de Cataluña de España y la formación de un Estado propio. Nosotros no compartimos ese objetivo. Nosotros queremos una España federal. Ese no es el modelo de CiU o de ERC, pero tampoco el del PP que todavía está en aquello de "España una y no cincuenta y una".

No son nacionalistas. Son catalanistas. Y federalistas (asimétricos, eso sí). Y mentirosos, porque la Constitución Española no dice en ningún lado que Cataluña tenga que tener más autogobierno.

14. Canario25 - 11:28

P. Me gustaría saber por qué su partido está de acuerdo con la definición de Cataluña como una nación y cómo explica usted su encaje en la Constitución Española. Yo soy canario y, como muchos paisanos, no comprendo qué interés tiene Cataluña en diferenciarse del resto de España, cuando Canarias ha permanecido más de 500 años aislada pero a la vez desarrollando una identidad cultural propia que no entra en conflicto con nuestra nacionalidad española. ¿Qué gana Cataluña como nación, si no lo es?

R. Para nosotros España es una Nación de naciones. Nosotros no creemos que afirmar el carácter nacional de Cataluña suponga negar a España como Nación. Cataluña es España. Lo queremos así una mayoría de catalanes, nacidos en Cataluña o nacidos en otras tierras, y creo que también lo quiere así una mayoría de españoles. El verdadero cariño es querernos tal como somos, no imponer al otro la idea que uno tiene. España es plural. La dictadura no acabó con esa pluralidad y, lo más bonito, eso tampoco ha hecho que quienes vieron negada su identidad se qiueran separar de España. España será más fuerte y más libre si se reconoce como es: plural. Si España reconoce sin reservas sus diversas lenguas y culturas, España será más rica, más libre y más fuerte. No hay que tener miedo a la diversidad.

Impresionante. No se puede ser más boba. Soltaron la gilipollez de la "nación de naciones" y se lo han creído. Son tontos de enciclopedia. Y la consigna de la España plural (diversas culturas, dice que tiene. No sabe lo que es, animalito). Huele ya.

15. daniel - 11:31

P. ¿Por qué un partido como el suyo que se nutre de una gran mayoría de votos de castellanoparlantes, tiene esa actitud tan contraria al uso del castellano en el Parlament y en la TV Pública?

R. En Cataluña hay dos televisiones públicas, TVE, que emite en castellano, y TV3, que emite en catalán. Cataluña es una sociedad bilingüe. Pero es cierto que si una lengua necesita mayor atención es la lengua catalana, perseguida con saña durante la dictadura, y minoritaria por razones demográficas. Cada vez que una lengua se pierde, la humanidad se empobrece. Defender el catalán es defender el patrimonio cultural español y universal. Déjeme que le diga que a nosotros no se nos vota por la lengua que usamos, sino por las políticas y los intereses que defendemos, que son los de la mayoría.

No se pueden enlazar más falacias y más memeces en menos espacio. El catalán no fue ni mucho menos perseguido con saña durante la dictadura. Cierto que fue eliminado como lengua oficial de la administración, pero su uso fue incluso fomentado en el ámbito privado. Pero lo peor es lo del empobrecimiento de la Humanidad cada vez que se pierde una lengua (como si fuera un mechero). Hay que ser meapilas para mantener todavía en público semejantes chorradas. Y el uso de la lengua... En fin, lo dejaré. Repelús me da.

17. Juan - 11:32

P. Bueno dias. Me gustaría saber qué opinion tiene del nuevo partido político Ciutadans de Catalunya. ¿Cree que obtendrán representación en el Parlament? ¿A qué partido catalán les pueden "quitar" más votos? Gracias

R. Creo que es un partido que no va a obtener representación parlamentaria. Dicen que surgen contra el nacionalismo, pero pueden acabar beneficiando a los partidos nacionalistas.

Algo pasa. Si a un lado están Espada, Savater, Azúa, de Carreras y al otro Montilla, Maragall y de Madre y ganan los segundos, algo pasa, no me cabe duda.

18. Daniel Llanos - 11:33

P. Perdone mi falta de información, pero aún no conozco su lema para las elecciones, pero en caso de que aún no lo hubieran escogido: ¿Va a ser tan rídiculo y antidemocrático como los del referéndum por el estatuto catalán?

R. Espero que nuestra campaña sea, al menos, tan eficaz como las anteriores.

Eficaz. Y votó el 49%.

23. Español-Catálán - 11:39

P. Para mantenerse en el poder ¿sirve cualquier cosa? ¿Renunciar a sus orígenes? ¿A su lengua materna? ¿Por qué desde el PSC se permite la sanción a la rotulación en castellano?

R. Espero que no lo diga usted por mí. Yo no he renunciado a mis orígenes. A mí me han gritado aquello de "andaluza, vete" en Cataluña y también me han llamado "vendida" en Madrid y en Sevilla. No me acostumbraré nunca al odio que hay detrás de esos gritos.

¡¡No responde!! Tenía la gran ocasión de demostrar que no es nacionalista, condenando una medida auténticamente filofascista y se calla. Y dice que no se acostumbra al odio que está detrás de no sé qué gritos, pero sí está perfectamente acostumbrada al odio que se esconde detrás de las leyes que ellos han redactado y aplican religiosamente (nunca mejor dicho), como si fueran auténticos bárbaros talibanes.

24. Carmelo - 11:42

P. ¿No cree que la progresiva alineación del PSC con principios nacionalistas puede restarle votos entre gran parte de su electorado?

R. No se lo tome usted personalmente, pero veo que muchas preguntas parecen compartir una misma obsesión. Si defender los intereses de la tierra de uno es ser nacionalista, conozco a muchos. se llaman Manuel Fraga, Manolo Chaves, José Bono, Jaume Matas, Francisco Camps,... A quienes gobiernan las Comunidades Autónomas los ciudadanos les pagan para defender sus intereses. Nosotros creemos que es perfectamente compatible defender el interés de Cataluña y el interés de España. Precisamente por esto somos socialistas.

Se hace la sorprendida. Vuelve a utilizar la obscena confusión entre la defensa de los intereses propios y el nacionalismo. El corolario también es de los que hacen época. Como defienden a la vez los intereses de Cataluña y de España pues son socialistas. Pobrecita.

31. Joan - 11:54

P. ¿Qué opinión le merece la generalizada agresividad, desprecio y tergiversación que muestran todos los partidos y medios catalanes respecto al recién creado partido Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía?

R. No creo que ese partido merezca actitudes generalizadas como la que usted indica. Más bien creo que se le ha dado una importancia superior a su peso real. Desde luego yo condeno todo acto de intolerancia, como demócrata y también porque mi partido también los sufre. ¡Cuántas veces hemos de cambiar los rótulos de nuestros locales por pintadas hechas por quienes también boicotean los actos de ese partido!

Lo que no crees es que haya sufrido por esa actitud generalizada, hija mía, porque lo que dices es otra cosa. Gravísima, por cierto. Cuando no funciona el cerebro tampoco lo hace la lengua. Es lo que tienen los rótulos, que son estrechos. De nada.

02 octubre 2006

Otra oportunidad perdida

Ayer no asistí a la manifestación convocada por la AVT en Sevilla, y no lo hice a pesar de que estaba deseando tener una ocasión para manifestarme en contra de la negociación del Gobierno de Zapatero con ETA. No lo hice porque la AVT se ha empeñado en jugar a un juego que no me gusta lo más mínimo, y que pasa por asumir como propio el discurso del "Queremos saber" con respecto a los atentados del 11-M. Yo también quiero saber. Y espero saber cuando se celebre el juicio. Hasta entonces, cualquier deslegitimación del estado de derecho y de sus agentes (incluido este gobierno que tan poco me gusta) a cuenta de teorías especulativas y poco verosímiles me parece inaceptable por antidemocrática, inconveniente y peligrosa. No soy precisamente un manifestante vocacional. Me parece recordar que mi última manifestación fue cuando el asesinato de Muñoz Cariñanos, pero creo que este era un momento excelente para decirle al Gobierno en la calle que somos muchos los que estamos en radical desacuerdo con su política con respecto a ETA y, por cercanía, con respecto a los nacionalismos y a la organización territorial del Estado; y la demagogia de unos y la ceguera política de otros (el PP, que más que oposición aspirante al Gobierno parece aspirar a eternizarse en la oposición) me lo han impedido. No sólo a mí. Con un solo lema para la manifestación: "No a la negociación con ETA", los cien mil o doscientos mil asistentes de los que se habla posiblemente se habrían multiplicado por dos o por tres. Estoy decepcionado y amargado. A las renuncias del Gobierno con respecto al terrorismo se une este juego de intereses cegato y ruin que sólo produce división y desmoralización entre los que querríamos una forma distinta de hacer política, de ser ciudadanos en una sociedad que tuviera como faro la libertad y los derechos de los individuos y no la mística colectiva o la demagogia. Se perdió otra oportunidad. Y mientras, los Ternera, los Arzallus y los Carodes de turno se frotan sonrientes las manos.

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Creo que toca pedir disculpas a mis amables visitantes por no actualizar el blog durante casi tres semanas, pero lo cierto es que estoy muy ocupado (y lo estaré al menos hasta mediados de enero), y me he alejado de la realidad informativa estatutaria y andaluza. Prometo en cualquier caso seguir acudiendo con más regularidad, que tenemos por ahí el jugoso asunto de la Caja. Cielo santo, ¡habemus Caja!, no me lo puedo que de creer.