10 agosto 2006

El redactor de preámbulos

Como ya insinuamos en otro momento, la España plural ha generado un tipo de político-intelectual (es una forma de hablar) nuevo: el redactor de preámbulos. Desconozco qué epígrafe le aplicarán en el IAE ni si lo reconocerá la Seguridad Social, pero existir, existe. Como un tsunami ha actuado el casi-estado del mega-estatuto casi-constitución de Cataluña. Los andaluces y andaluzas de Chaveslandia fuimos los primeros afectados por la ola gigante, que también ha llegado hasta las Canarias.

El recién aprobado preámbulo de la recién aprobada propuesta de reforma del Estatuto de Canarias es de las cosas más grotescas y divertidas que he leído en tiempos. Empieza así:
El extremo occidental del Orbis terrae de la Antigüedad romana recibió el nombre de Canarias insulas. Pero su población protohistórica de origen norteafricano no conoció la obra civilizadora de Roma ni ningún otro contacto externo hasta mediados del siglo XIV, cuando la Europa del primer Renacimiento descubrió las Islas y en los indígenas su pasado gentil más remoto. El modelo socioeconómico e institucional acordado con la Corona de Castilla fue un factor esencial en el desenvolvimiento de la historia del Archipiélago.
Y sigue luego con su pseudoclase de pseudohistoria hasta el presente. Tras el intento semifallido del gobierno Zapatero con la ley de la memoria histórica, Orwell reaparece en la política española. Se nota que el escritor inglés debe de figurar en el temario de los aspirantes a redactores de preámbulos. La historia por decreto. Pero es que el primer párrafo está tan cargado de sutilezas que es para echarle de comer aparte. ¡Los tipos se sienten orgullosos de que a las Canarias no llegase la historia ni la civilización hasta el siglo XIV! Y te lo ponen, en la primera línea escrita de su Estatuto, como seña inequívoca de identidad. Oigan, que aquí hasta antes de ayer fuimos unos bárbaros, no se confundan. Los protohistóricos habrá que llamar a los canarios a partir de ahora. Pero lo más divertido lo reservan para el final: "El modelo socioecómico e institucional acordado...", dicen. Acordado. Y se quedan tan anchos. Hay que imaginarse a los conquistadores acordando con los guanches el modelo de explotación económica de las islas. Pues bien. Este texto pasará, acaso con leves modificaciones, todos los filtros parlamentarios y legales. Y será votado en referéndum. Y será aprobado. Y el redactor de preámbulos sonreirá beatífico, y descansará.

Y como nobleza obliga, y en su momento dije que el PP votaría un estatuto andaluz muy parecido al presentado por el PSOE y sus asociados, ahora tengo que reconocer que el PP canario se ha opuesto rotundamente a este preámbulo, afirmando, entre otras cosas, que el anterior Estatuto canario no tenía preámbulo, y que este tampoco lo necesita para nada. Ilusos. ¿Y qué harían a partir de ahora con el presupuesto destinado al Cuerpo de Redactores de Preámbulos? ¿Invertirlo en La Mareta? Bueno, mejor no damos ideas...

10 comentarios:

GFO dijo...

Como dice Arturo Perez Reverte,dentro de poco seremos "Estado Monarquico de Naciones Plurilingues Federal y Republicano Segun y Como,antes llamado España y ahora marca Acme."
Aunque parezca imposible,en esto,como en el circo,siempre hay un mas dificil todavia.

canalsu dijo...

Los romanos no llevarían su civilización a Canarias, pero deben estar orgullosos porque sus antepasados africanos llegan a espuertas, bueno, algo más modernizados, ayer en "supercayucos", una variante estadística del tradicional "cayuco" que permitirá a Zapatero seguir presumiendo con datos en las manos de que sa ha reducido el número de pateras, cayucos o galeras que llegan a España.

Además, cuando lean ese preámbulo, no se van a querer marchar, aunque su "identidad" la tengan que expresar con "señas".

Anónimo dijo...

No es tanto que el nuevo estatuto no necesita un preámbulo como que los canarios no necesitan un nuevo estatuto.

Creo que la posición del PP debería ser esa (negar la necesidad de cambios, la paparrucha del modelo agotado, como si fuera un paquete de galletas), aunque entiendo que es difícil y en cualquier caso ya han quemado las naves con el Estatuto valenciano.

Sólo una extensión repentina de plataformas ciudadanas podría salvarnos de esta epidemia de estupidez.

Er Opi dijo...

Anda, no había visto este post. Pues que sí, que las cosas por aquí también están divertidas, sí.

¿Y lo bien que lo pasemos, eh? ;-)

Un abrazo,

Er Opi.

Argantonio dijo...

El problema, Ignacio, es que el PP no puede defender eso en solitario. Sin el otro partido de ámbito nacional es imposible. La cuestión afecta a la raíz del sistema y sería solucionable con un gran acuerdo de los dos partidos, lo cual hoy por hoy es completamente utópico.

El gran problema es que la Constitución dejó el modelo territorial del Estado abierto, un disparate sin precedentes conocidos. Los sistemas constitucionales occidentales cierran sus modelos, y cuando se produce una crisis del sistema, normalmente los partidos mayoritarios consensúan reformas viables que vuelven a cerrar, lógicamente, el modelo (véanse las distintas repúblicas francesas o ahora el caso alemán). Aquí, no, aquí el sistema autonómico quedó abierto, al albur de las peticiones de cada diputación y, más allá, de las comunidades autónomas ya formadas. La Constitución concedió además una impresionante capacidad de decisión a los territorios, que a la larga tienden a hacer de España un proyecto conjunto inviable. Esa capacidad de decisión se le dejó a través de un sistema electoral que prima a las minorías periféricas, lo que hace, por norma, ingobernable la nación sin el apoyo de los partidos nacionalistas. González y Aznar ya hicieron concesiones en su día a PNV y CiU (Aznar por ejemplo mediante el control de un porcentaje más alto del IRPF). Ese generosísimo margen de decisión sobre sí mismos deriva también de la altísima capacidad de los territorios para reformar sus respectivos estatutos y la posibilidad de reclamar nuevas competencias y nuevas transferencias permanentemente, lo que sirve para fomentar irresponsablemente la demagogia y la insolidaridad (lo raro es que no votase más gente que sí en Cataluña, cuando se le prometía, (falazmente, pero ese es otro tema) más dinero y más recursos). Al no existir un dique legal suficientemente sólido, pues la Constitución no recoge un sistema autonómico cerrado y definido, se causa esta especie de burbuja en la que vivimos hoy, en la que la frontera de lo constitucional es enormemente difusa, y parece que es el pueblo quien tiene que decidir acerca de ella, como si eso fuera lo democrático, y no. Si a ello se une la eliminación del recurso previo de inconstitucionalidad, el resultado se acerca a lo catastrófico. Y no digo que la eliminación de este precepto se hiciera malintencionadamente (realmente, ni siquiera sé en qué momento se hizo), pues es cierto que un abuso de este recurso podría paralizar la acción de cualquier gobierno, pero habría que haberlo reservado al menos para cuestiones como éstas, aquellas en las que se requiere la ratificación en referéndum de las normas aprobadas en el Parlamento. El TC queda ahora en una situación imposible, tanto por el momento en que tiene que tomar cartas en el asunto (¡con un Estatuto ratificado en referéndum ya en vigor!) como por la forma de constitución de los órganos superiores del poder judicial en España, que atienden a criterios partidistas (el CGPJ es hoy del PP; el TC, del PSOE y sus aliados, y así no se puede).

¿Soluciones? Sin el acuerdo de PP y PSOE, imposibles, ya que exigirían una reforma de la Cosntitución, para dejar fijado el sistema territorial, con las competencias perfectamente definidas en un marco que fuera imposible de rebasar, la conversión del Senado en la verdadera cámara de representación de los terriotrios y el cambio del sistema electoral, para que se primasen los intereses generales sobre el de las minorías particularistas. No veo yo que esa sea la dirección.

Enrique Baltanás dijo...

Para mí está clarísimo que hay que hacer una nueva Constitución; no reformar la existente, no, sino una nueva.
Ya sé que no hay consenso entre PP y PSOE.
Pero el primer paso es la propuesta, luego ya se verá si esa propuesta va calando en la gente.
En el 78 nos vendieron la moto. Hoy ya conocemos el paño, y no nos dejaríamos engañar tan fácil.
Y no sólo es el aspecto territorial el que hay que cambiar (volver a las provincias, nada de cc. aa.), sino otros, pues la actual es una constitución socialdemocrata, hecha a la medida del psoe. El título preliminar dice: "España se constituye en un Estado social y democrático", o sea, socialdemocrata. Necesitamos un Estado liberal, no socialdemocrata e inviable.

Carlos RM dijo...

From Canary Islands (Ex-finis Orbis terrae), un grito desesperado más que protohistórico, prehistórico, ahistórico y, tal vez, algo histérico, por hacer identidad. Soy canario y esto no tiene nombre. ¿Qué es eso del "modelo socioeconómico e institucional acordado con la Corona de Castilla"? ¿Quiénes lo acordaron con la Corona? ¿No será impuesto o establecido por la Corona? Detrás de este esperpento de frase hay una mentira peligrosa: pretender que la población isleña actual no es el fruto de la "mezcla" de los europeos con los pobladores previos a la conquista. Y luego dicen que el mestizaje es progre... Supongo que como en Cataluña habrá referendum, ¿no? Por darme el gusto, digo.

Argantonio dijo...

Enrique, tienes razón, pero yo no abogo por abolir la historia ni por jugar con ella a nuestro antojo, como pretenden los nacionalistas. Las normas nacen en circunstancias determinadas y en el 78 salió aquello, imperfecto sin duda alguna, no necesariamente lo mejor posible (que esta es otra de las grandes falacias plenamente instaladas en la peana de lo indiscutible), pero lo que salió ha determinado la historia de los últimos 30 años, que no podemos eliminar de un plumazo ni saltárnosla alegremente. Quizá no sea posible cambiar ya la realidad de la división autonómica, demasiadas inercias puestas en marcha, es posible que fuera peor el remedio que la enfermedad, pero sí podemos hacer un esfuerzo para convertirlo en un sistema lo más racional y equilibrado posible, lo más acorde con las auténticas democracias avanzadas, que son las que cuentan a los individuos como ciudadanos, simplemente, y no como miembros de comunidades nacionales tan dignas de derechos como ellos. Autonomías, bueno, pero como circunscripciones políticas, y nada más.

Argantonio dijo...

Carlos, es la manía que les ha dado por hacer caber la historia como sea en moldes previamente preparados. Pero esa no es la función de la política, y mucho menos la de las normas legales e institucionales. Si es que da lo mismo cómo sea el relato histórico que hagan, es que este no es el sitio para ponerlo y un Parlamento o un gobierno no son nadie para decir qué es lo que pasó hace cinco siglos (ni hace cinco años, vaya). Si además la interpretación resulta tan grotesca como ésta, termina causando risa y bochorno ajeno, de verdad...

Y además es que da lo mismo lo que las Canarias fueran en el siglo XIV o en el XVIII, da lo mismo que la población sea autóctona, europea, africana, australiana o jupiterina. Si lo que cada uno sea o como cada uno se sienta da lo mismo. Si el sistema sólo tiene que reconocer ciudadanos, sujetos de los mismos derechos y obligaciones e iguales ante la ley.

Carlos RM dijo...

¿Dónde firmo?