30 agosto 2006

Adversus posmodernos (III): La diversidad

No hay tópico posmoderno más extendido que el de la bondad natural de lo diverso. Y posiblemente ningún otro le da tan buenos réditos al progre. Lo multicultural es bueno siempre, y si alguien (ese alguien puede ser nada menos que Giovanni Sartori) lo pone en duda, el progre lo tiene facilísimo: lo que pasa es que Sartori, o quien sea, es un facha. Se acabó la discusión. Que pueda funcionar este tipo de reduccionismo propagandístico, esta simpleza de discurso elevada al cubo nos dice mucho acerca del control mayoritario de los medios de difusión y de los planes de estudio por parte de los defensores de la corrección política más extrema y castradora.

No podía pues faltar la sombra de lo diverso como inspiradora de la declaración de derechos del Estatuto. ¿Y qué mejor sitio para asomar su carita que el artículo 21, el dedicado a la educación? Nada menos que diez puntos incorpora el articulito de marras. Llama la atención el 2, donde se proclama el carácter laico de la educación pública, pero se reconoce el "derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo a sus propias convicciones". La proclama resulta impecable, pero el progre no se siente cómodo en ese escenario. Podría pensarse que hay principios dignos de ser impuestos, uf. Entonces hace como que se retracta y viene el reconocimiento, que es obviamente de carácter multicultural. Da igual cuáles sean las convicciones de los padres, pueden defender el racismo, la exclusión de las mujeres de la vida pública, la teocracia o el canibalismo, que el derecho para el adoctrinamiento les sigue asistiendo.

El punto 5 garantiza (el verbo se las trae) la gratuidad de los libros de texto en la enseñanza obligatoria (y más allá incluso, sostienen), medida que, al margen de ser más que discutible, supone un auténtico disparate incluir en una norma que se supone genérica (¿dejarán algo para los programas electorales estos chicos?). En Andalucía, existe un plan para la extensión progresiva de la gratuidad de los libros de texto en la enseñanza obligatoria. Si los plazos se cumplen y en la primavera o el verano de 2007 ya tenemos Estatuto, habrá que precipitar el desarrollo del plan. ¿Y para qué hacen planes?

Y así, entre otras disposiciones con carácter de brindis solares, pues dependen de lo que establezca la ley (!!!), y las "enseñanzas específicas propias de Andalucía"(punto 9), es decir, la identidad, que se opone a la diversidad como las líneas paralelas a las perpendiculares (aunque reconozco que sería demasiado pedirles que se dieran cuenta de esa pequeña contradicción), llegamos al punto 8, que es donde el posmoderno goza extasiado con la visión excelsa de su obra:
Los planes educativos de Andalucía incorporarán los valores de la igualdad entre hombres y mujeres y la diversidad cultural en todos los ámbitos de la vida política y social. [...para acabar cerrando con un poco de morralla emprendedora y multilingüe gratuita]
"Diversidad cultural en el ámbito de la vida política y social." Deberían explicar a qué se refieren. ¿Piensan importar los mamporros del Parlamento taiwanés? Me abono al Canal Parlamentario, en ese caso. ¿Prevén que diversos sistemas de pucherazo (el pinochetiano, el priista, el chavista) convivan con el nuestro de toda la vida, o sea el del régimen caciquil mejorado, esto es, sin turnismo? ¿Pretenden crear cámaras representativas culturalmente situadas? Sería colorista y muy bonito de ver. ¿Tú dónde votas? Yo en la mezquita del barrio, es que me he hecho musulmán; pues yo sigo siendo latin king, pero tío me han puesto el colegio en la otra punta de la calle y no me dan autobús gratis, así que para las próximas elecciones me hago ñeta, telojuro... ¿O es que lo de la diversidad cultural en el ámbito político significará que además de la paridad sexual las listas electorales tendrán que reflejar la riqueza multicultural de nuestra sociedad? Cabeza de lista, un ateo blanco y sevillista; de segunda, una musulmana magrebí bética; de tercero, un indígena andino currista; de cuarta, una budista subsahariana y vegetariana; de quinto, un cristiano ortodoxo, ucraniano y merengón... y así sucesivamente. Muy bonito de ver también. ¿O es una cosa más folclórica y racial? Que uno puede ir a los mítines vestido con chilaba o en chándal, tocando el tambor o la balalaika, dándole al calimocho o al vodka... ¿Será eso? Expectantes quedamos.

28 agosto 2006

Un poema de Francisco Pino

Las tapias

Jamás he sentido esa clase de
patriotismo que ciega a los hombres.
Blanco White

He aquí el signo español del español
para ser más, más tierra: ahogar la patria,
abrir un otro más, más horizonte
en no importa qué idioma ni qué olvido.

Así, White, en sus huesos sevillanos
por ser más sevillano, más, más quemante cal,
y echársela en los ojos por no ver
la pena universal de Dios mirando

el odio en las fronteras, y ver las altas noches
vastas, los límites huidos, y a la vista del hombre
abrazar hemisferios, tapias de cementerios
que no fuercen a patria ni en nombre de ella mientan.

26 agosto 2006

Sobre héroes y vigas

Aproximadamente a las 14:45 del pasado miércoles una viga de 40 metros de longitud y 100 toneladas de peso que se instalaba como sostén de un viaducto para el paso del futuro metro sobre la SE-30, la carretera de circunvalación de Sevilla, cayó sobre un punto de la vía que registra un tráfico de unos 8500 vehículos por hora. La tragedia pudo ser evitada por un grupo de trabajadores que al escuchar un crujido e intuir que el desplome se iba a producir se lanzaron a la carrera para cortar el tráfico en ambos sentidos, pues la viga acabó ocupando en efecto todos los carriles hábiles de la SE-30.

No pienso hacer ni un solo comentario demagógico acerca del accidente. No vivimos en un mundo ideal. Los seres humanos cometemos errores y los accidentes se producen. Nadie está libre de sufrirlos, como causante o como víctima. Así que cuando un accidente ocurre, lo que procede es atender a las víctimas con prontitud y eficacia (en el caso de que haya víctimas, claro está), investigar las causas, tomar las medidas convenientes para hacer más difícil que el hecho vuelva a repetirse y sancionar las posibles negligencias de acuerdo a lo establecido legalmente.

Lo que resulta por completo indignante es la versión oficial ofrecida por Ferrocarriles Andaluces, la empresa pública dependiente de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía responsable de las obras, versión que el inefable Gaspar Zarrías, Consejero de Presidencia y mano derecha del presidente Chaves, confirmaba todavía un día después de ocurrido el suceso. El jueves por la mañana, el departamento de comunicación de Ferrocarriles Andaluces emitía la siguiente nota:
A última hora de la mañana (de ayer) se han observado movimientos de deslizamiento en una de las vigas que han aconsejado el corte preventivo de la circulación en la mencionada SE-30. A las 14.40 se ha procedido a la caída controlada de la viga sobre la calzada (para evitar posibles daños en la estructura) sin que se hayan producido daños en personas o vehículos. Se ha registrado un inicio de deslizamiento de la segunda viga (adyacente a la viga anterior) para la cual también se han tomado las medidas preventivas oportunas.
La flagrante mentira de este comunicado fue confirmada por todos los medios de prensa que tuvieron la posibilidad de hablar con los trabajadores presentes en el momento del desplome de la viga sobre la carretera, que al conocerlo reaccionaron a carcajada limpia, con una mezcla de indignación, resignación y pitorreo. Hoy, los periódicos del Grupo Joly (al menos, Diario de Sevilla y Málaga Hoy, que son a los que he tenido acceso), y no sé si otros diarios locales también, publican en la sección de Cartas al Director y con el título de Héroe anónimo en la SE-30 la que remite un tal Francisco Rodríguez, que confirma contundentemente la versión de los operarios:

El pasado día 23 me dirigía por la SE-30 en dirección a Cádiz. De repente vi a una persona en medio de la carretera intentando detener el tráfico haciendo señales a los que circulábamos. Me llamó poderosamente la atención, aparte de lo aparatoso de sus gestos, el que se estuviese jugando prácticamente la vida delante de los coches.

Varios automóviles lo esquivaron como pudieron. Yo pude pararme a dos metros escasos de esta persona, cuando se aseguró que estábamos detenidos los tres carriles saltó la mediana y realizó la misma operación con los coches que venían en dirección contraria, es decir sentido Cádiz-Madrid, arriesgándose de la misma forma.

En principio pensé que podría tratarse de un accidente, pero dos minutos después de que se detuviesen los coches en ambas direcciones, a escasos cinco metros de los tres coches que nos encontrábamos en primera fila, una enorme viga caía sobre la carretera.

Sirvan estas líneas para destacar la heroicidad de ese, hasta ahora, anónimo trabajador que se jugó la vida para detener el tráfico y evitó, con toda seguridad, una catástrofe de incalculable dimensión. Mi sincero agradecimiento.

Rogaría a las empresas que integran la UTE que dieran públicamente el nombre de este operario al que le deben la vida un considerable número de personas.

Por otra parte, impresentable la nota de Obras Públicas mencionada en su periódico con lo de "…que han aconsejado el corte preventivo de la circulación…" y " …la caída controlada…". Hay que tener la cara más dura que el hormigón de la viga que se cayó. Que se lo cuenten al que paró el tráfico y a los que estábamos allí. Francisco Rodríguez (Córdoba)

El descaro y la desvergüenza de los dirigentes políticos andaluces no termina ahí, sino que también han querido cargarle el mochuelo del comunicado a las empresas concesionarias de las obras (Dragados, Sacyr y Gea 21), que admiten obviamente un fallo en la colocación de la viga, pero niegan que su caída fuera controlada y rechazan haber ofrecido semejante patraña como explicación.

Desconozco a quién le tocará pagar el pato de este desaguisado, aunque sospecho que no será a Zarrías. Ojalá se cumpla el deseo que Carlos Colón expresa en su columna de hoy en Diario de Sevilla y se produzca en breve la "caída electoral controlada de esta tropa".

Porque Andalucía se merece un gobierno que no le mienta.

25 agosto 2006

Adversus posmodernos (II): Familia

En ocasiones, no molesta el fondo de la cuestión. Lo que cansa es el énfasis permanente, el engolamiento del posmoderno que necesita mostrar cuán liberada está su mente de los prejuicios de la modernidad burguesa y cómo de progre (que no progresista, que eso es otra cosa, algo más seria) puede llegar a ser.

Artículo 17. Protección de la familia
1. Se garantiza la protección social, jurídica y económica de la familia. La ley regulará el acceso a las ayudas públicas para atender a las situaciones de las diversas modalidades de familia existentes según la legislación civil.
¿Qué necesidad había de introducir el sintagma que marco en negritas? Ninguna. Diversas modalidades de familia, cursilada suprema, ha habido siempre. Siempre. Tres y hasta cuatro generaciones reunidas en una misma casa, personas solas, madres (solteras, viudas) con hijos, hermanos adultos, primos... Sin embargo, el posmoderno no se siente cómodo si no pone su marca, si no deja claro que él es más respetuoso que nadie con todas las opciones de convivencia (otra cursilada, que veremos enseguida), si no deja entrever que en realidad el sintagma es un guiño a las parejas formadas por personas del mismo sexo, una forma de lanzarle un escupitajo en el ojo al PP, por oponerse a que esas uniones sean llamadas legalmente "matrimonio". Una estupidez y una torpeza de los populares, desde luego. A mí me parece perfecto que los hombres se casen con los hombres y las mujeres con las mujeres, si así lo desean, que para una sociedad avanzada el "matrimonio" no debería de ser otra cosa que un contrato civil entre dos... El énfasis innecesario es lo que chirría aquí, pues en esta redacción, escondido tras la habitual aura de tolerancia y progresía que cubre cuanto tocan, sólo se oculta un afán partidista y sectario. "[...] situaciones de las familias" sería más que suficiente, pero entonces no serían ellos, los sacerdotes de la nueva realidad, creada a golpe de sintagmas y decretos.

2. Todas las parejas no casadas tienen el derecho a inscribir en un registro público sus opciones de convivencia. Las parejas no casadas inscritas en el registro gozarán de los mismos derechos que las parejas casadas, en el ámbito de competencias de la Comunidad autónoma.
Esto es algo que no entenderé nunca. Tienen los "mismos derechos", pero no las mismas cargas ni obligaciones (por ejemplo, cuando la relación se rompe). ¿Por qué tienen que existir dos tipos de contrato civil para las parejas, uno con derechos y cargas y otro sólo con derechos? Coño, si quieren inscribir su opción de convivencia en un registro público (a lo que hoy nadie obliga), que se casen.

24 agosto 2006

Adversus posmodernos (I): Tipos de violencia

Rastros de la nueva filosofía política posmoderna (la de la “igualdad mediante la ley” y no “ante la ley”) son perfectamente reconocibles en el desarrollo de esta innecesaria y redundante declaración de derechos, impregnándolo todo con su perfume dulzón y pretendidamente progresista. Sigamos algunos:

Una de las ideas más asentadas por la ola posmoderna es la creencia en que existe una tipología de la violencia que merece especial protección por parte de las leyes. La llaman “violencia de género” (ya hemos visto lo que quiere decirse con ello) y consideran que su naturaleza es tan singularmente perversa que merece la cita incluso en los textos constitucionales (o estatutarios), pero sólo como garantía de una especial protección para las mujeres. El presente proyecto de Estatuto andaluz le dedica el artículo 16:
Protección contra la violencia de género
Las mujeres tienen derecho a una especial protección contra la violencia de género.
¿Pero necesitan verdaderamente las mujeres una sobreprotección contra determinado tipo de delitos por razón de su sexo? Hasta fecha reciente, los malos tratos en el ámbito doméstico eran una realidad terrible, no tanto por su extensión como por su carácter de realidad bien conocida, pero oculta entre prejuicios sociales y mentales de todo tipo. La progresiva emancipación de las mujeres de la tutela masculina ha servido tanto para que esa realidad saliera a la luz como para la indiscutible reducción de los abusos y su más consistente tratamiento penal. Pareciera que ahora se tratase de compensar todos los años en los que la violencia en las casas era considerada poco menos que un asunto privado con una legislación especialmente protectora contra las víctimas de estos delitos, y eso no me parece que sea el camino más adecuado para el despliegue de una auténtica justicia. ¿Por qué la “violencia de género” y no la “violencia relacionada con el tráfico de drogas”, la “violencia en fines de semana” o la “violencia entre los conductores de turismos”, por ejemplo? Pero la cosa es aún peor, pues existe una ley estatal que articula las penas en función de los sexos respectivos de la víctima y del delincuente, lo cual es por completo inaceptable. Es ese espíritu el que alienta tras ese “especial” del artículo 16. La justificación que sus defensores ofrecen (son mucho más numerosos los maltratadores de sexo masculino) no me parece pertinente. Si se considera que las víctimas de este tipo de delitos necesitan más protección mediante el recurso a un incremento de las penas, hágase más duro el ordenamiento jurídico en estos casos (a mí me parece razonable el endurecimiento general del código penal), pero sin discriminación sexual ninguna; como son más los maltratadores que las maltratadoras, los hombres acabarán siendo más castigados que las mujeres, como ya lo son, por otro lado, como puede comprobar cualquiera con una simple mirada al listado de los residentes en las cárceles.

Los niños constituyen, en cambio, un grupo que, por sus características específicas (que son universales y objetivas), sí merecen una especial protección, y ésta está recogida de modo genérico en todos los códigos legales, lo cual a mí me parece suficiente. Pero puestos a reconocer una protección específica a las víctimas de los delitos cometidos en el ámbito doméstico, deberían de ser los niños, sobre todo los menores de doce años, atrapados e indefensos en más ocasiones de lo aceptable en auténticas prisiones biológicas, sus exclusivos destinatarios. Pues aquí ni sombra. Es que los menores tienen un tratamiento individualizado y especial en el artículo 18, se nos dirá. Claro. De forma genérica. Más que suficiente para una norma básica. Lo que sobra es el artículo 16. O mejor, el Título I completo (y el Preámbulo y... y...)

21 agosto 2006

Menores de edad / Mayores de qué

Decíamos ayer que los eufemismos son términos sustitutivos de aquellos que el hablante entiende inadecuados en determinados contextos por resultar despectivos o de mal gusto. Su empleo es universal y necesario, pero el posmodernismo leguleyo de nuestros días ha hecho de su empleo nada menos que materia de imposición legal (lenguaje no sexista obligatorio como disparate más visible, con inspectores incluidos recorriendo colegios e institutos en busca de profesores desalmados que dicen y escriben alumnos cuando deberían decir y escribir alumnos y alumnas o alumnado). Pero además de ese tipo de eufemismos contra el mal gusto hay otros que se dirigen a denominar a ciertos grupos de individuos que, por una u otra razón, tienen características especiales, que los hacen supuestamente diferentes a la mayoría (homosexuales, ciegos, cojos, viejos...). Se trataría de evitar referirnos a ellos con expresiones que puedan resultarles hirientes, noble objetivo siempre que se produzca mediante la evolución normal del idioma. Y por supuesto que esto tampoco es nuevo. Aún recuerdo (andaría yo por 6º de EGB) cuando un maestro nos explicaba que en el boletín de calificaciones se había sustituido la denominación de Deficiente y Muy Deficiente por la de Insuficiente, ya que las dos primeras podían resultar insultantes. Nos reímos mucho en clase aquel día.

Especialmente desafortunadas son todas las formas que se han buscado para llamar a los viejos. A mí, 'viejo' me parece una palabra preciosa, sin matiz despectivo alguno. Su etimología tampoco es sospechosa, pues procede de 'vetulus' ("de cierta edad, algo viejo") a través de la forma vulgar 'veclus', por lo que ha estado indefectiblemente unida siempre a las personas y no a las cosas. En este sentido prefiero 'viejo' a 'anciano' (de 'antianus', derivado del adverbio 'ante'), que no tiene en su etimología la marca de la persona. En cualquier caso, ambas son preferibles a la cursilada de la "tercera edad" con que nos atormenta la Constitución española del 78 y a los "mayores" que se saca de la manga el proyecto de Estatuto andaluz. Si la expresión "menores" tiene la ventaja de que contamos con un límite temporal preciso (los 18 años de edad) para delimitar el grupo de personas al que nos referimos, y por ello pienso que su uso es pertinente, la expresión "mayores" es, por lo que hace al sentido temporal, tan ambigua como "viejos" o "ancianos" (o más, pues a "menores de edad" parece corresponder la expresión paralela "mayores de edad") y expresivamente resulta infinitamente más inexacta, inapropiada y ridícula. O sea, digna de este proyecto.

18 agosto 2006

Eufemismos de ayer y de hoy

Nada más lejos de nuestra intención que emplear los recursos barriobajeros tan habituales entre nuestros políticos, esos que consisten en adjudicar al rival lo que jamás éste hizo o dijo. Es evidente que el eufemismo no ha nacido con los posmodernos y los códigos de lenguaje no sexista. Se usa desde siempre como fórmula de convivencia razonable. Porque los idiomas están en permanente mutación y cambio, aunque, contra lo que piensa la Presidenta del Parlamento Andaluz, no evolucionan forzados por decretos o directivas políticas, sino como consecuencia de los usos que, por complejos mecanismos, van determinando los hablantes. Así, hay palabras que dejan de usarse y en su lugar surgen otras nuevas, como hay las que varían de significado, toman matices jamás empleados o enfatizan determinados sentidos frente a otros. Términos en origen inocentes pueden adquirir una gran carga peyorativa o de mal gusto, que provocan que su uso sea visto por el hablante como inconveniente, al menos en determinados contextos. Porque en el idioma existen también registros diferentes. No hablamos como escribimos y no nos expresamos igual cuando estamos tomando unas cervezas con unos amigos que cuando damos una conferencia en el Ateneo, cuando vamos a una tienda en la que nunca antes habíamos entrado que cuando nos dirigimos a nuestro frutero de toda la vida, cuando saludamos al nuevo jefe de la oficina que cuando le damos un achuchón a nuestro hijo pequeño. Es evidente que en el lenguaje oficial (y más aún en el jurídico) no puede hablarse, por ejemplo, de "maricones" o de "subnormales", aunque ambos sean términos de uso común y que en algunos contextos no contienen en absoluto intenciones vejatorias. Pero es que lo de los eufemismos posmodernos que tan bien recogen las leyes más recientes es demasié y responde a motivaciones que se me escapan por completo. Desde el "segmento de ocio" por "recreo" a lo de las "personas de movilidad reducida" por "paralítico" o "minusválido" (que ya era eufemismo de "inválido"), a veces me pregunto cuál es el procedimiento que siguen nuestros próceres y nuestras próceras para esta destilación del lenguaje. ¿Se reúnen todos y todas en torno a una mesa y empiezan una sesión de tormenta de ideas (o mejor Brainstorming, que suena más cool)? Dicen los que entienden que para que el Brainstorming funcione lo mejor es acompañarlo de productos destilados (a ser posible, no por DYC). Por los resultados, lo parece.

Hay un caso sangrante, que no sé muy bien si entra en la categoría eufemística más clásica, pero que el Título I del Estatuto repite hasta en cuatro ocasiones. Es la confusión de "sexo" por "género". No bastó que la Real Academia Española de la Lengua emitiera un detallado informe sobre el particular, en el que se afirmaba algo tan obvio como esto:
Para designar la condición orgánica, biológica, por la cual los seres vivos son masculinos o femeninos, debe emplearse el término sexo: Las personas de sexo femenino adoptaban una conducta diferente. Es decir, las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género). En español no existe tradición de uso de la palabra género como sinónimo de sexo.
Los políticos españoles se lo pasaron por el forro de sus caprichos, pues como bien dijo en su momento doña María del Mar Moreno qué podía esperarse de una institución carca, que en pleno siglo XXI forman treinta siete hombres y sólo tres mujeres, qué podía esperarse sino el que llevaran la contraria a los representantes del pueblo. Pues aquí lo tenemos:

Artículo 15. Igualdad de género
Artículo 16. Protección contra la violencia de género
Las mujeres tienen derecho a una especial protección contra la violencia de género.
Artículo 35. Orientación sexual
Toda persona tiene derecho a que se respete su orientación sexual y su identidad de género.

Para otro momento dejaremos el fondo del asunto, como ese especial del artículo 16, pero por qué "orientación sexual" en el 35 y no "de género". Por el artículo 16 uno interpreta que hay que proteger a las mujeres cuando en medio de la interesante lectura de Madame Bovary los masculinos se líen a tortazo limpio con los femeninos (un "los" le mete el dedo en el ojo a un "las", un "caballo" se come una "caballa" y así). Admirable la sensibilidad de nuestro legislador para con nuestras señoras, tan impresionables ellas siempre. Por el artículo 35 interpretamos que los andaluces tenemos derecho a ser reconocidos como "el manolo" o "la manolo", "la nati" o "el nati", "el yosua" o "la yosua", "la chelo" o "el chelo", a conveniencia. Semejante avance social quedará sin duda registrado en los anales (va sin retranca) de la humanidad.

17 agosto 2006

Los derechos tras el fin de la modernidad

El Título I del Estatuto (Derechos sociales, deberes y políticas públicas; cuatro capítulos, artículos 12 a 40 bis) viene a ser un remedo de su correspondiente catalán y es por completo innecesario. La Constitución Española de 1978 contiene ya una declaración de derechos lo suficientemente prolija y detallada como para que se vengan ahora con estas milongas autonómicamente embozadas. El artículo 13 reconoce:
Ninguno de los derechos o principios contemplados en este Título puede ser interpretado, desarrollado o aplicado de modo que se limiten o reduzcan derechos o principios reconocidos por la Constitución o por los tratados y convenios internacionales ratificados por España.
Así que, nos dicen los responsables y responsablas, de lo que se trata es de ampliar derechos. Y aquí se espera que el público emita, solidariamente unido, un oh de admiración que alcance a la Estación Espacial Internacional, qué magnánimos son nuestros próceres que nos dan más derechos de los que tenemos. ¿Más? ¿Pero hay más? ¿Alguien nota que le falte algo? ¿Es que hay algo sustancialmente distinto en esta declaración con respecto a la de la Constitución? ¿Es que la Constitución no protege a los menores, los mayores y las mujeres, es que no garantiza la prestación sanitaria ni la educación, es que no dispone la posibilidad de que la Justicia sea gratuita, es que no se compromete a impulsar las buenas prácticas administrativas, es que no reconoce la participación política, es que no combate cualquier forma de discriminación? Ampliar derechos, dicen, y a lo mejor se creen que eso es lo que hacen con el artículo 20:

1. Se garantiza a todas las personas el derecho a vivir dignamente el proceso de su muerte.
2. Se reconoce el derecho a declarar la voluntad vital anticipada que deberá respetarse, en los términos que establezca la ley.

Pero por favor... 1 es tan general que no hay un sólo principio constitucional que lo desmienta o que vaya en contra de él. 2 ya existe, en los términos que establece la ley, coño, claro. Pero sin embargo ellos y ellas (los que piensan por nosotros y por nosotras) sienten que hay derechos que no tienen, que no tenemos, que es imposible que una Constitución elaborada justo en el fin de la modernidad abarque las cruciales innovaciones que el pensamiento posmoderno lleva un par de décadas elaborando. Es el lenguaje, estúpido. Pues claro. No son los derechos, es la forma de enunciarlos, que el lenguaje "como no es una ciencia, se puede cambiar" (la inefable María del Mar Moreno, a la sazón Presidenta del Parlamento de Andalucía, dixit). El lenguaje, con su capacidad para reblandecer y reprogramar las neuronas aún tiernas de los niños, esos que Papá Estado y Mamá Autonomía acunan maternales y miríficos desde la cuna a la tumba. El lenguaje. Tan fofo (y tan fofó) él. Le echaremos un vistazo...

[P. S. Acabo de descubrir que en agosto los sevillanos que no vacacionamos (y por una vez la distinción de género resulta pertinente) no tenemos derecho a peluquero... ¿Me lo incluyen en el Título I, porfavó?]

11 agosto 2006

A la sombra del Padre

La Fundación Blas Infante terminó por fin (y sin dinero público, dicen, ejem ejem, la subvención que reciben de la Junta debe de ir al capítulo de gastos de representación) su bonito monumento al Padre de la Patria en el punto kilométrico señalado por el calendario martirológico andalucista. Ayer estuvieron Chaves, Arenas, Valderas y Álvarez en la inauguración, un acto sencillo y muy emotivo ante unas 200 personas (aproximadamente unas 2 milésimas porcentuales del desnaturalizado y desagradecido pueblo andaluz, no es mala la proporción), que exhibieron banderas republicanas e independentistas, dieron gritos en favor de Hizbulah y en contra de Israel y abuchearon repetidamente a Manolo por traidor y vendido al españolismo. Todo eso mientras los vehículos circulaban a toda pastilla y sin respeto ninguno hacia la Avenida de Kansas City, con su indio, sus polígonos y su estación de tren, maruja, qué pasa ahí, un accidente tiene que ser, porque se ve policía... Impertérritos, los líderes de la Patria se dedicaron a la búsqueda del consenso estatutario, allí, a la sombra del Padre herido. Ofrece el Presidente a PP y PA siete puntos de discusión, fijación cabalística con el número la suya, pero eso sí, el preámbulo ni tocarlo. Yo creo que lo pueden conseguir, y así el monstruito nacerá con cinco padres, don Blas, don Manolo, don Javier, don Diego y don Julián. Que al fin y al cabo el cinco es también un número mágico. Cinco son las elecciones que ha ganado ya don Manolo. ¿Se cumplirá la plaga bíblica y llegará hasta 7?

10 agosto 2006

El redactor de preámbulos

Como ya insinuamos en otro momento, la España plural ha generado un tipo de político-intelectual (es una forma de hablar) nuevo: el redactor de preámbulos. Desconozco qué epígrafe le aplicarán en el IAE ni si lo reconocerá la Seguridad Social, pero existir, existe. Como un tsunami ha actuado el casi-estado del mega-estatuto casi-constitución de Cataluña. Los andaluces y andaluzas de Chaveslandia fuimos los primeros afectados por la ola gigante, que también ha llegado hasta las Canarias.

El recién aprobado preámbulo de la recién aprobada propuesta de reforma del Estatuto de Canarias es de las cosas más grotescas y divertidas que he leído en tiempos. Empieza así:
El extremo occidental del Orbis terrae de la Antigüedad romana recibió el nombre de Canarias insulas. Pero su población protohistórica de origen norteafricano no conoció la obra civilizadora de Roma ni ningún otro contacto externo hasta mediados del siglo XIV, cuando la Europa del primer Renacimiento descubrió las Islas y en los indígenas su pasado gentil más remoto. El modelo socioeconómico e institucional acordado con la Corona de Castilla fue un factor esencial en el desenvolvimiento de la historia del Archipiélago.
Y sigue luego con su pseudoclase de pseudohistoria hasta el presente. Tras el intento semifallido del gobierno Zapatero con la ley de la memoria histórica, Orwell reaparece en la política española. Se nota que el escritor inglés debe de figurar en el temario de los aspirantes a redactores de preámbulos. La historia por decreto. Pero es que el primer párrafo está tan cargado de sutilezas que es para echarle de comer aparte. ¡Los tipos se sienten orgullosos de que a las Canarias no llegase la historia ni la civilización hasta el siglo XIV! Y te lo ponen, en la primera línea escrita de su Estatuto, como seña inequívoca de identidad. Oigan, que aquí hasta antes de ayer fuimos unos bárbaros, no se confundan. Los protohistóricos habrá que llamar a los canarios a partir de ahora. Pero lo más divertido lo reservan para el final: "El modelo socioecómico e institucional acordado...", dicen. Acordado. Y se quedan tan anchos. Hay que imaginarse a los conquistadores acordando con los guanches el modelo de explotación económica de las islas. Pues bien. Este texto pasará, acaso con leves modificaciones, todos los filtros parlamentarios y legales. Y será votado en referéndum. Y será aprobado. Y el redactor de preámbulos sonreirá beatífico, y descansará.

Y como nobleza obliga, y en su momento dije que el PP votaría un estatuto andaluz muy parecido al presentado por el PSOE y sus asociados, ahora tengo que reconocer que el PP canario se ha opuesto rotundamente a este preámbulo, afirmando, entre otras cosas, que el anterior Estatuto canario no tenía preámbulo, y que este tampoco lo necesita para nada. Ilusos. ¿Y qué harían a partir de ahora con el presupuesto destinado al Cuerpo de Redactores de Preámbulos? ¿Invertirlo en La Mareta? Bueno, mejor no damos ideas...

02 agosto 2006

Mi vida como Hamlet

Algo huele a podrido en el régimen. Y pareciera que, por contradecir aquel relato magistral de Jorge Zalamea, sea precisamente Su Excelencia el único que no se apercibiese del hedor que va dejando la descomposición del poder, cuando éste se ejerce de forma ininterrumpida durante décadas. Como si los lacayos más cercanos a Su Excelencia trataran de aislar la peste que asciende desde los círculos inferiores de la administración. Sólo así parece entenderse la desvergüenza inconmensurable de los dirigentes del PSOE que exigen ahora disculpas por las absoluciones del caso Ollero. Difícil resulta encontrar precedentes conocidos. Ayer y hoy, Javier Caraballo ha sentado ya cátedra sobre el asunto, y esta misma mañana Ignacio Camacho lo acompaña desde el diario ABC con un artículo igualmente claro y revelador.

Amigos como son de los mitos (el texto del proyecto de Estatuto como sublime e irrefutable prueba), la imprescindible dimensión escatológica con la que éstos se presentan ante el pueblo, se les ha tornado a Su Excelecencia y sus lacayos en pura podredumbre. Es decir, la escatología, aprovechando la cintura de la semántica castellana, en su sentido más popular y hamletiano.

01 agosto 2006

Mis minolles

Por una disposición transitoria, el recién aprobado nuevo Estatuto de Cataluña recoge que la inversión del Estado en Cataluña durante los próximos siete años no podrá ser nunca inferior al PIB producido por la Comunidad Autónoma (desconocemos si la elección del septenio como período tiene algo que ver con las plagas bíblicas, pero podría ser). Y todo ello para compensar una supuesta falta de inversión en infraestructuras catalanas por parte del Estado en los últimos años. Dicho en plata, la misma deuda histórica que reclaman prácticamente todas las comunidades autónomas. Los catalanes ya la tienen, reflejada nada menos que en su Estatuto.

Curioso esto de la deuda histórica. Deuda histórica es que yo decido lo que el Estado me tiene que dar en función de mis necesidades y todo lo que no sea darme eso es deuda que voy anotando en una libretita, de modo tal que si juntamos las libretitas de todas las comunidades, el resultado de sumar sus anotaciones nos dará una cantidad fabulosa, de la que realmente nunca dispuso el Estado. "El resultado de una suma será siempre la adicción de sus sumandos multiplicada por dos" (nueva regla matemática de la España plural). Y a esto algunos lo llaman mantener mecanismos de solidaridad.

Esta reducción drástica de la función política que corresponde al Gobierno de la nación española, cual es la distribución de los recursos recaudados anualmente en función de las necesidades, parece que debe ser saludada con entusiasmo por su perfecto encaje constitucional, como nos explica hoy el bumerán de El País. Hoy ya sabemos que pase lo que pase, Cataluña tendrá su pasta, y a otra cosa. Da lo mismo que las Canarias se hundan en el Atlántico (y esto no es ciencia ficción, se sabe que ocurrirá, sólo falta ponerle fecha), que unas inundaciones arrasen la costa levantina o que un grupo terrorista haga estallar una bomba nuclear en Cáceres, los catalanes tienen reconocida por ley su pasta. Y ya se sabe que ley es ley.

Hábiles como siempre, los rectores de la política andaluza pensaron que nosotros no íbamos a ser menos (si Cataluña es algo, Andalucía será por lo menos una vez y media lo mismo que sea Cataluña: esta regla aparece grabada, como es bien sabido, en un bronce hallado en las inmediaciones del cerro del Carambolo, donde nuestros padres), pero como reclamar inversiones en función del PIB no parecía demasiado ventajoso, cavilaron durante un tiempo, para llegar a la conclusión que lo que teníamos más que nadie en España era población: así que según el Estatuto el Estado deberá invertir en Andalucía en función del número de habitantes. Sencillo, ¿verdad? Todavía les queda por explicar de dónde piensan sacar el dinero si cada comunidad presenta un plan de financiación en el que se recoja el procedimiento que más le favorezca. Es de suponer que Madrid y Baleares pedirán a cuenta de la renta per cápita, y no me extrañaría que Teruel lo hiciera por hectárea desocupada y Lugo en función de los metros de muralla... Esta es la España plural, solidaria y de diseño que se nos anuncia. Un auténtico bumerán, éste sí que sí.

Pero a los propuestas de financiación del chavismo y sus adláteres (izquierdunidos, que, aparte de como mamporreros de los nacionalistas, pocas funciones desempeñan ya) les faltaba una última vuelta de tuerca, un postrero ajuste para que resplandeciera diáfano su génesis y su sentido último. Dice ahora Chaves que el cómputo de la población como medida para la financiación deberá ser limitado a siete u ocho años (la plaga bíblica, tal cual y más uno, otra vez), y nos preguntamos que de dónde habrá sacado el honorable Presidente esa cifra de años y que si no habrá sido influido por los recientes descubrimientos en torno al bronce del Carambolo (lo que Cataluña sea, etc., etc.) y que si nos hemos vuelto verdaderamente todos esquizofrénicos y más esquizofrénicos. Porque lo que se intuye en la política de la oposición es un ataque de cuernos, lo que de verdad se intuye es que, aparte detalles nimios, casi simbólicos (que si realidad nacional o que si écheme para allá esas competencias), el PP firmaría íntegro este bodrio de proyecto, con sus ciudades construidas en clave humana y su vertebración fluvial en torno a la exclusividad del flamenco... Y ya vale.