01 junio 2006

Preámbulo (VIII): Emergiendo

Esta vocación de las Juntas Liberalistas lideradas por Blas Infante por la consecución del autogobierno, por alcanzar una Andalucía libre y solidaria en el marco de la unidad de los pueblos de España, por reivindicar el derecho a la autonomía y la posibilidad de decidir su futuro, emergió años más tarde con más fuerza y respaldo popular.

Las mentiras se encadenan. Es falso que la libertad de (los ciudadanos de) Andalucía dependiera (y dependa) del así llamado autogobierno. Es falso que la autonomía sea un derecho. Es falso que sólo a través de la autonomía, (los ciudadanos de) Andalucía pudieran (y puedan) decidir su futuro. Es peligroso confundir la democracia con las diferentes formas de organización y ejercicio del poder en el seno de un estado democrático. Y debería de ser ridículo y provocar un bochorno general. Pero aquí se hace, tranquilamente, sin que nadie se ponga colorado. El historiador y el antropólogo (que aquí vuelven a sacar su carita los pueblos) parecen sentirse protegidos por el barniz pseudo religioso con el que tratan de tapar las grietas del discurso, plenamente retratado en el uso del verbo emerger, bien conocido por todos aquellos que tienen que lidiar habitualmente con la charlatanería posmoderna de la new age en sus diversos ámbitos. La vocación de Blas Infante emergió en el pueblo, es decir, se manifestó espontánea y misteriosamente, por conductos inmateriales, acaso a partir de profundas emanaciones telúricas, que la Patria habría conservado en su seno durante eras geológicas completas...

Y este es sólo su catecismo.

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